Por: Christian
Camilo Sabogal Moreno
Estudiante Primer Semestre
Lic. Ed. Artística con énfasis en Danza y Teatro UAN.
Algo sucede cuando con nuestros ojos
logramos ver tal “simbolismo”, y consecutivamente conseguimos a través de
nuestro sistema racional alcanzar un determinado punto de desciframiento y
entendimiento de lo que, a mi criterio pretendía Camnitzer… Experimentar cierto
acontecimiento de confusión que lo único que hace es ahondar es dos preguntas:
¿Por qué? ¿Cómo?
Dando por entendido lo anterior, me he
tomado de cierto modo el atrevimiento de manifestar y resolver esas mismas
cuestiones que ya he formulado. Claro que esto lo intentaré desde un punto muy íntimo,
y obviamente sin dejar de lado el respeto por el autor de esta elocuente exposición;
y antes de proseguir, me siento con la infinita y amplia necesidad de dejar
claro que por supuesto todo lo que he mencionado es algo extremadamente
subjetivo al igual que el arte para los seres humanos.
La exposición vista en el Museo del Arte de
la Universidad Nacional sobre Luis Camnitzer y el trabajo realizado durante el
transcurso de su vida giran en torno a una solitaria razón, esta no es una
distinta a la manera como un objeto se puede convertir en un medio de expresión
artístico. Por supuesto, esto sólo se puede conseguir si se sabe predominar el
concepto de arte sobre la razón existencial del objeto; es decir, todo objeto
existe para un fín, y este fin es al que llamo “razón existencial”. Para ser
algo más claro en cuanto al asunto propongo como ejemplo un elemento de la
exposición - (fragmentos de firma para vender por centimetro)-. En el momento
en que me detuve frente a esta parte de la obra, en donde en la pared se resaltaba
un cuadro en el cual se encontraba la firma de Camnitzer, de la cual en su
parte inferior se encontraba un trazo con el que se pretendía denotar un margen
de medida en centímetros.
Estuvo claro que esto es lo que se observaba a
primera vista, pero a mi consideración, fue necesario explicar que su firma no
estaba cumpliendo una función distinta a la de ser el objeto mediante el cual
se lograba un punto de encuentro crítico con eso que se denomina “el arte”.
Camnitzer era un artista de la
subjetividad. Cierto es que Fragmentos de
firma para vender por centímetros es una de las maneras más claras en las
que el artista se dio a entender y por
supuesto su obra también. Definitivamente me tomó la autoridad que quizás no
convenga, para decir que su trabajo iba mucho más allá de lo que se pueda
entender en una frase tan simple como “fragmentos de firma para vender por centímetros”,
¿Por qué? Es muy fácil para cualquiera llegar a la conclusión de que el trabajo
de Camnitzer gira en torno a los objetos como expresión artística, pero
verdaderamente estos objetos siempre cumplen dentro de su trabajo un papel de
evocación, evocación que en muchas ocasiones hace hincapié en temas como la
ética y la política.
Al haber llegado a este punto me gustaría hacer más
contundentes mis argumentos de lo anteriormente dicho, justificándolos con unos
de los diversos elementos expuestos en el museo, comenzando por los aspectos
más obsoletos que puedan caber dentro
del rotulo de “objetos evocadores de la ética”.
En cuanto a esta dimensión ética me
gustaría trabajarla con una de las obras de
la exposición que recibió el nombre de “El paisaje como actitud”. Es
importante saber que este trabajo consistía, en un cuadro que contenía la parte
del rostro de un hombre en posición de mirar hacia el cielo y sobre su rostro
había una serie de animales domésticos y una casa de granja; por supuesto, esta
imagen se encontraba en una escala bastante grande, o en un gran formato. Dado
el punto del análisis del cuadro en cuanto a un aspecto ético, nos podemos
encontrar con la respuesta de que todos tenemos en nuestra mente que la
naturaleza no trasciende esos elementos tan cotidianos, ¿Pero por qué tenemos
esa visión tan vacía? Por simple lógica cualquiera podría decir que los
animales y la vida del campo son los mejores representantes de la naturaleza; y
es precisamente aquí donde llegamos al aspecto ético, ya que nos regimos por lo
que consideramos es bueno o no, y es por esta razón precisamente que no nos
damos cuenta de que una palabra como el paisaje no es fácil de descifrar o
representar por medio de imágenes, y es aún más complejo determinarlo como una
actitud.
De la misma manera como decidí dar a
entender mis argumentos de las interpretaciones éticas de sus trabajos, voy a
realizar las interpretaciones políticas. Antes de empezar quiero aclarar que
esas evocaciones políticas logré interpretarlas como libertad, identidad y
exilio, aclarando que estas tres anteriores sensaciones son vistas
políticamente y no moralmente.
Para la conceptualización política escogí
la obra “Colección del artista”. Es bastante interesante darse cuenta el modo
en que Camnitzer plantea el exilio de la sociedad, la falta de libertad de
expresión, y la manera en cómo se trata de ocultar siempre la identidad de un
artista. Todo esto está plasmado en las cincuenta y dos cartas de la baraja de
póquer. Sabiendo que la carta más importante de una baraja de este tipo es el rey de corazones, y
es precisamente en el rey de corazones
donde se encuentra el nombre de “Luis Camnitzer” que simboliza la forma cómo un
artista termina siendo un personaje fundamental en una sociedad.
Es claro
entonces, que en esa misma baraja todas las otras cartas tenían el nombre, y en
su gran mayoría la foto de personajes político-militares; el único artista era
Camnitzer, pero era precisamente la carta de Camnitzer la que se presentaba en
un material casi transparente, simbolizando así de su parte… La decadencia.
Al detenerse a analizar minuciosamente cada
uno de los fragmentos de las salas, se logrará dar cuenta por parte del
espectador, que cada uno de esos fragmentos representa algo enteramente
simbólico en cuanto a la evocación moral y política…el problema que aborda el
artista.