La adopción de nuevos formatos, materiales, excusas, tendencias, en general, el logro de una "interdisciplinariedad indisciplinada" ha perfilado el Fluxus como movimiento, primero en las artes y luego exhortando su terrible capricho a otros lugares y parcelas del saber que bajo la angustia permanente por lo cooperativo, por la mezcla y re mezcla necesaria para experimentar otras texturas y otros límites se motivan al aparente sin sentido. Solo en la trama oculta de lo expansivo y de la lateralidad de la creación pueden aparacer otros caminos. Esta semana el grupo de trabajo abordará las inquietantes preguntas que conducen a criticar deliberadamente la llamada "vanguardia" y su viabilidad o no dentro de una utopía de resistencia a la captura de la conciencia global en clave de los estudios sociales contemporáneos y sus probables métodos no ortodoxos.
BIENVENIDOS (AS), Este es el Blog administrado por el Prof. Edgar Giovanni Rodríguez. Se trata de un espacio abierto de circulación de temas, problemas, ideas e inquietudes sobre los campos de las humanidades, las ciencias sociales y las artes.
martes, 28 de febrero de 2012
Hacia el Fluxus de las Ciencias Sociales - Metodología III
La adopción de nuevos formatos, materiales, excusas, tendencias, en general, el logro de una "interdisciplinariedad indisciplinada" ha perfilado el Fluxus como movimiento, primero en las artes y luego exhortando su terrible capricho a otros lugares y parcelas del saber que bajo la angustia permanente por lo cooperativo, por la mezcla y re mezcla necesaria para experimentar otras texturas y otros límites se motivan al aparente sin sentido. Solo en la trama oculta de lo expansivo y de la lateralidad de la creación pueden aparacer otros caminos. Esta semana el grupo de trabajo abordará las inquietantes preguntas que conducen a criticar deliberadamente la llamada "vanguardia" y su viabilidad o no dentro de una utopía de resistencia a la captura de la conciencia global en clave de los estudios sociales contemporáneos y sus probables métodos no ortodoxos.
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Maestría en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos
ResponderEliminarLeidy González G.
De regímenes discursivos y regímenes visuales…
Cuando se piensa en inscribir el problema de investigación a determinado régimen discursivo, lo apropiado será “datearse”, situar el problema en un marco teórico que permita soportar la estructura a componer como resultado de la investigación. Es propio del régimen componer toda una superficie, se compone de cuerpos, de figuras, de hechos, de tiempos y destiempos. En una obra de Dalí (Enigma, 1929) este logra poblar un espacio, lo puebla de piedras, conchas marinas, insectos y huecos. Desde un absoluto gusto de neófita, la lectura de los textos me remiten a la imagen. Quizá falte un marco móvil para pensar la imagen en concordancia con lo dinámico; no obstante, los estímulos que provoca, y los efectos que genera, como proceso cerebral, agitan, mueven, incitan.
Siguiendo con el asunto de los regímenes, quizá nuestros cerebros se encuentren bastante moldeados y modelados por las chispas que el capitalismo atraviesa constantemente por los sujetos. Con el Control de la Conciencia Global, pareciera imposible escapar a la lógica, a menos que nos alejáramos, desterrados, despojados de las imágenes, del cine, de la tv; suprimiendo nuestra existencia del plano “normal”.
Ahora bien, no se puede perder de vista, que aun quedan piedras, conchas marinas e insectos. Aun subsisten flujos “naturales” de agua, de afectos, de sentidos; que luego se “capitalicen” es apenas normal. Quizá en ese tránsito habrá que hibridar, derivar, experimentar; esa disposición sin destino de la que hablaba Nietzsche.
Pregunta loca: ¿Cuál será el fluxus, para nuestras composiciones personales? ¿de que pueden estar hechas? De Foucault seguramente, de Benedetti, de pronto, de una que otra línea de las mesetas de Deleuze y Guattari… pero y ¿después de esto? Después del régimen obligatorio, del marco necesario que soporte la estructura. He ahí la pregunta…
Quizá continuamos en la primera dimensión, faltan las fuerzas que agencien la tercera. Falta desprenderse para poder caer, y sentir que algo distinto a Foucault o a Deleuze nos pude afectar. Falta complejizar la linealidad de nuestras ideas. No se, pero creo que algo falta.
Las conchas y los insectos de los que se valió Dalí aun existen, podría decirse que son vanos, cotidianos, de ahí que no llamen nuestra atención. Pero si la llama lo complejo, lo inentendible, llámese Foucault, llámese Deleuze. Quizá falta estar a la altura de lo vano. Falte estar a la altura de un zancudo, antes que de un empresario; a la altura del enfermo, antes que a la altura del doctor; a la altura del gamín, antes que a la altura del buen ciudadano.
En efecto, la pregunta es bastante sugestiva e incómoda, si asumimos un proceso de "fluxus" para las ciencias sociales, tendrémos que lidiar con los temas que nos son tributarios tanto epistémica como metodológicamente, de pronto en el momento de la separación el icono originario deba desplazarse, lo que falta como tu dices es el prajna (acción pura) que hace del investigador un aventurero de los métodos, a riesgo de la ridiculización de la conciencia global estereotipada y el dogma disciplinar.
EliminarFLUXEANDO
ResponderEliminarSi tal y como dice Warren en su texto del “Neuropower”, la cultura modifica al cerebro, habría una razón más para suscitar la experimentación, la creación y la novedad por medio del arte –y de la investigación-. Desde esta premisa tendría sentido la búsqueda de nuevas sensaciones, de nuevos límites, de nuevas opciones en la música, la pintura, la escultura, la investigación. El cerebro podría iniciar a transitar por caminos o pasajes desconocidos, creando conexiones neuronales inexistentes, alterando sus relaciones y procesos.
Pero, para saltarse los límites de conocimiento –intelectual o artístico- es necesario, según Puche, en su artículo “Mente/creativa/mente/investigativa” publicado en Nómadas, conocer intensivamente el campo de saber para hacerse preguntas que problematicen las regulaciones, patrones, verdades o prácticas. No es extraño entonces que los artistas del fluxus, por ejemplo, conozcan muy bien el arte en el que se atrevan a pensar-hacer-crear desde otros planos, en otras coordenadas, con otras herramientas. ¿Qué tanto se transformó el cerebro del músico de 4:33 y su público “oyente”? ¿Qué nuevas puertas de saber, creación y posibilidad se abrieron con la vagina painting o con el trazo que puede dejar una cabeza untada de salsa de tomate sobre un lienzo puesto en el piso? ¿Qué irreverencias/potencias se proyectaron al descubrir-hacer música o arte fuera de los museos, fuera de la jerarquía de sonidos, fuera de las certezas del tiempo y del espacio? ¿Qué nuevas realidades se delinearon con la ubicación de objetos que, en relación con el espacio, permite el arte minimalista?
Sí, la experimentación y performancia del arte, de ese aparato que Brea equipara con un dogma, rompe los cánones y va transformando poco a poco nuestro cerebro/mente. El asunto es que dichas transformaciones son lentas, mucho más acompasadas que la emisión de la hiperestimulación de nuestros sentidos a las que nos exponemos especialmente con las tecnologías de la comunicación en la contemporaneidad. Y sin embargo, nuestra biología se altera y se modifica hacia aperturas que pueden potenciar, por un lado, o que pueden aumentar el control, por otro más sombrío y desesperanzador.
La investigación también puede ser un campo en el que se trasgreda las jerarquías; que se produzca en la cotidianidad, lejos de la institución y del mercado; que plantee ideas abruptas, simples, directas y con más práctica que especulación, tal y como el fluxus sugiere. Quizá, como el violín que se rompe contra la mesa en las manos del artista se deben llevar a la destrucción algunos instrumentos que nos cercenan y favorecen la captación de nuestras elaboraciones y de nosotros mismos. Quizá, se deba seguir experimentando para tratar de huir expansivamente de los tentáculos del capitalismo cognitivo que deviene afectivo y ser fugaz, indeterminado y efímero como los fotones. Quizá debamos saltar-avanzar ¿retroceder? hacia al azar en el rigor.
Yo diría que la investigación necesita ser un campo transgredido, necesita alejarse de la “producción académica” que cada vez llena más los anaqueles de las bibliotecas universitarias y como el violín de Nam June Paik, romper con ideas y métodos absurdos y hegemónicos que continúan dominando nuestros pensamientos y prácticas. El maestro Tozan Ryokai dice: “apegado a las palabras caes en el abismo. Rechazar las palabras te lleva al callejón de la duda.” La duda en su sentido mas puro abriría un campo desde donde la investigación pasaría de ser una mera producción a tener vida, si esa duda surge de lo más profundo del ser mismo la investigación llevaría impresa en si misma la vitalidad del ser que investiga, algo casi imposible de hallar hoy en día es por eso que la investigación necesita ser transgredida.
EliminarYo Fluxeo, el fluxea, nosotros fluxeamos...un momento fundacional de cualquier movimiento pasa por el manifiesto, como vimos en la conferencia de Guash estos documentos tienen un carácter deontológico que surte de iniciativa y presenta demás la crítica sobre el campo de saber del cual es originario su autor. Implica que existe un dominio previo de este campo, pero es posible que no sea un saber dogmático, precisamente el virtuosismo puede contenerse en la experimentación y el exegeta del dogma anidarse por fuera en lo convencional, en la partitura tradicional, en un 4:33 no antagónico.
EliminarConectar es un ejercicio de creación, pero crear simpre tiene memoria,dicho de otro modo el crear implica el lastre, solo se crea desde un dominio, solo se es extranjero, solo se viaja cuando se ha tenido patria: todo esto implica que las conexiones, debido a la memoria son previsibles, ahora bien como hacerlo novedoso, como impedir que los rastreos no atrapen, como evitar al detective; podriamos pensar, provisionalmente que hay que desconocernos, hay que perder identidad, hay que sonar como otros, hay transitar, hay que abdicar... solo una posibilidad.
EliminarEl fluxus de una metamorfosis
ResponderEliminarPor: Caterine Pardo M.
“Eliminar el ego es en realidad comprender que el ego no existe como algo inalterable, sino que, como enseña el budismo, todas las existencias carecen de una identidad fija y separada de la Totalidad. Abandonar el ego es comprender que no hay ego que pueda ser eliminado, ni al cual nos podamos apegar”
El despertar Zen, Densho Quintero.
Kafka en la metamorfosis narra el día en Gregoria Samsa amanece convertido en una especie de insecto “monstruoso” y difuso, los momentos angustiantes de este en su cuarto y los que están fuera, tras la puerta. La metamorfosis de Kafka es un texto literario usado para realizar analogías con la sociedad en general y/o con el hombre en particular, si usamos esta obra de la metamorfosis para leer las ciencias sociales actualmente podríamos identificar a los intelectuales, académicos o investigadores como Gregorio, en el sentido de que dentro del campo de las ciencias sociales y sus “novedosos” caminos “críticos” para entender, comprender, analizar y/o complejizar lo social , no solo se apartan de lo social sino que reducen al intelectual a ser un ejecutor “novedoso” de teorías, técnicas, conceptos e ideas ajenas a nuestro espacio-tiempo, ideas hegemónicas que configuran lo “correcto” del mundo. El intelectual al igual que Gregorio se refugiaría en un pequeño cuarto que seria su ser mismo, sus ideas, pensamientos, impulsos, su historia, sus marcas, sus sueños y utopías, bajo la presión del espejo de eso social que no logra comprender del todo y de esa presión tras la puerta que es todo el pensamiento de “vanguardia” en las ciencias sociales, lleno de teorías, conceptos, tratados, pero sobretodo de formas “correctas” tanto de ser la sociedad como de la forma misma de analizarla y comprenderla.
El intelectual, el académico, el investigador, se encuentra en un centro angustiante, complejo, difícil de entender, se encuentra entre su pensamiento vital, basado en sus deseos, experiencias, motivaciones y un pensamiento racional impuesto de forma explicita y/o implícita por su propio medio académico, mismo que le traza el camino de lo que estaría “bien”, mismo que se soporta en ideas “adecuadas” que difícilmente se pueden cuestionar, ya que hay que pensar “correctamente” y para ello este debe leer, asistir a una universidad y conocer a profundidad los autores que son considerados de vanguardia dentro de las ciencias sociales, hay que entenderlos pero entenderlos “bien” para llegar a ser un verdadero intelectual dentro del mundo académico, para ganar un reconocimiento y respeto. Al igual que Gregorio, el ocaso del intelectual dentro de las ciencias sociales llega cuando este no puede o se opone a esos pensamientos vanguardistas, cuando recorre otros espacios, cuando cuestiona lo establecido, lo cual llevaría a un rechazo, a una “muerte académica”, sin embargo el fin no estría allí como en el caso de Gregorio, sino que se abriría la posibilidad de crear nuevas formas de comprender lo social fuera de lo previamente establecido, de romper las vanguardias que muestran y determinan lo “correcto” y explorar lo “incorrecto”, lo sensible, lo humano, lo que es más nuestro, no existe nada más hegemónico y lejano de lo humano (entendiendo lo humano dentro de todas su complejidad e imperfección) que las llamadas ciencias humanas o sociales.
...sigue...
En la década de los 60’s y 70’s se hablaría de fluxus para denominar la expresión de arte que va en contra de lo tradicional, que se aparta de la idea de vanguardia buscando nuevos canales a las formas oficiales del arte y que resalta la vida como composición artística. Creería que aquí el arte no estaría expresado en un performance, en un ready made o en una pieza musical, el arte estaría detrás de la obra , estaría en el cuerpo del artista y el que observa, en la forma en que lo cotidiano y habitual entra en consonancia con los sentidos, con la raíz del ser mismo, seria una experiencia de la vida más allá de los condicionamientos, por esto es que el fluxus hunde sus raíces en el budismo Zen, mismo que busca hallar la sabiduría en la experiencia de la vida mas allá de discursos racionalistas, buscando olvidarse de uno y del pensamiento para, en el silencio de sí, entrar en comunión con el mundo.
ResponderEliminarAsí entonces, si trasladamos este “movimiento” (considerado así por algunos artistas) del fluxus a las ciencias sociales, seria necesario remitirnos a su definición primigenia; la palabra fluxus es una palabra latina que significa flujo, el flujo, etimológicamente hablando, es fluir, correr, de esta forma un fluxus en ciencias sociales implicaría el reto de establecer teorías sensibles que reflejen un pensamiento apasionado, un pensamiento que conecte el espíritu y la vida , un pensamiento que se funda en las ideas sencillas , las que surgen en la vida cotidiana, las que surgen dentro del caos del mundo mismo, de aquello que nos es imposible nombrar , aprehender, aquello que se escapa a un lenguaje determinado que no esta en las letras ni en las palabras pero que recorre nuestro ser mismo, que no responde a nada pero a su vez responde a todo. El fluxus de la metamorfosis en las ciencias sociales podría ser aquel en el cual fluya un cambio, un cambio donde la raíz del ser entre en consonancia con lo que las mismas ciencias sociales llaman social, en consonancia con aquello que nombran, analizan y estudian pero desde lo racional, desde la barrera, estableciendo limites que no existen y a los cuales no se pueden apegar, el fluxus de este cambio sentaría sus bases en saltar esa barrera , en borrar los limites que han imaginado, en reconocer lo que han querido mantener en la sombra, allí donde el ser mismo se manifiesta, donde se hace presente la vida con toda su fuerza.
Muy bien! todo el repertorio sólo por el asunto del "detrás de la obra" y el rol agónico y marginal de su productor.
EliminarHelena Alexandra Sutachan
ResponderEliminar08-03-2012
“Los hombres me han llamado loco; pero aún no está determinada la cuestión de si la locura es o no la más excelsa inteligencia, si mucho de lo que es gloria, si todo aquello que es profundo, no brota de la enfermedad del pensamiento, de modos de pensar exaltados respecto del intelecto general. Aquellos que sueñan de día son conocedores de muchas cosas que se les escapan a los que únicamente sueñan de noche." Edgar Allan Poe
Hay días de ideas muertas, ideas suicidas o abortadas; hay días de ideas difusas, confusas, fantasmagóricas; hay días de ideas perdidas, ideas sin brújula ni mapa… Y hay días sin ideas, días inmóviles, días en los que es posible reconocer la silueta del tiempo que camina lentamente frente a ti. También, obviamente, hay días de ideas que resplandecen y se multiplican, y saltan y juegan unas con otras, y se visten de colores y adquieren mil formas, y sonríen, ríen y se carcajean.
La cotidianidad del obrero, el intelectual, el investigador, el artesano o el artista, se compone de la alternancia de estos días, del modo en que las ideas fluyen o se estancan en un día u otro, de la transición de la euforia creativa al bloqueo mental, de la sincera esperanza a la más oscura frustración. Y viceversa…
¿Qué hacer en esos días de ideas guerreras que se matan entre sí? ¿En los días en que las ideas parecen plagiadas, “implantadas”, ajenas? ¿Cómo superar aquellos días en que las ideas parecen absorbidas por una maquina que las destroza y no las deja ser?... Es posible que, como casi siempre, haya en el arte más de una respuesta.
La historia del arte (así, con minúscula) es la historia de la transformación de las ideas, del devenir de la creatividad y la forma particular de ver el mundo en cada época; la historia del arte cuenta como la humanidad se ha hundido en periodos oscuros, ha alcanzado momentos de iluminación, ha cuestionado lo “incuestionable” y ha permitido la emergencia de nuevas formas de habitar la realidad. Podemos pensar que el tránsito de las ideas artísticas cuenta también la historia de los sujetos que las pensaron, de sus bloqueos, sus frustraciones, sus angustias, sus salidas y sus renovaciones. Dicho de otro modo, es en el arte y sus historias (así, en plural) donde se revela ese carácter bipolar de las ideas, esas velocidades discontinuas, ese ir y venir, esa felicidad en la mixtura y ese regocijo en la revelación.
No obstante, la Historia del arte (así, con mayúscula) narra las formas en que las ideas han sido absorbidas, digeridas, consumidas, intercambiadas, prostituidas. La Historia del arte cuenta cómo la novedad deviene hegemonía, cómo el arte deviene mercancía, cómo la creatividad deviene institución.
Creo que es preciso tener clara esta diferencia y sobre ella hacernos la pregunta ¿queremos construir “historia” o pasar a la “Historia”? pues es su respuesta la que podría determinar el futuro de nuestro trasegar como investigadores.
Si lo que se quiere es construir, hacer historia, es preciso enfrentar esa bipolaridad patológica de las ideas, ponerse en contacto con los objetos, su complejidad y la manera en la que fluyen por el mundo, muchas veces secreta para quien no observa con atención; si lo que se quiere es pasar a la Historia, sólo es necesario dejar que las ideas emerjan y se adapten, se mimeticen, se vistan a la moda y bailen al ritmo de la canción más sonada en la radio. No quiero decir que quienes hacen historia no pasen a la Historia, pero para muchos este tránsito no ha sido fácil, y muchas ideas han sido absorbidas, devoradas en el intento.
sigue...
Pienso en el movimiento Fluxus, y en su continuo dejar correr, dejar fluir, tanto las ideas como la vida. Pienso en lo que implicó la emergencia de este movimiento en los años 60`s del siglo XX y en lo que ha desencadenado en el mundo del arte; pienso en sus críticas, sus herramientas, las ideas que fluían en cada una de las obras; pienso en el lugar del performance, las instalaciones y el arte conceptual dentro de la escena artística contemporánea; y mientras pienso en todo esto no puedo dejar de sentir una mezcla entre admiración, envidia, frustración y deseo: ¿Cómo hacer para convertir a la investigación, y a la vida, en una obra de arte? ¿Cómo impedir que mis ideas terminen absorbidas, o muertas, o descafeinadas, en función de una vanguardia, una hegemonía del saber? ¿Cuál podría ser la forma para dejar fluir las ideas, dejarlas ser, y no pisotearlas en el intento?... Es posible que, como casi siempre, haya en el arte más de una respuesta.
ResponderEliminarPdata: Lamento mucho la tardanza en la publicación... pero cuando las ideas no fluyen......
Ummmm, pero siempre es mejor hacer la historia por tardanza que por simulación.
EliminarLa investigación social contemporánea busca integrar caminos distintos para generar conocimiento, y para ello se ha valido de las artes y de la cultura para comprender las características de las comunidades. Tal vez es ese el motivo por el que en ciencias sociales se busca la innovación (sin tener en cuenta el carácter mercantil actual alrededor de la producción de conocimiento). Por este motivo, se ha propuesto buscar salidas que obliguen al investigador a buscar nuevas alternativas para comprender el mundo que están fuera del orden de las metodologías que se proponen en la actualidad… Pero tal vez:
ResponderEliminarSería posible desentenderse de la lógica de las metodologías? Sería lícito presentar una investigación sin sustento bibliográfico? Sin una línea teórica?
En términos reales puede que no sea posible por la necesidad del rigor, y que tal vez no puede tomarse azarosamente la responsabilidad del conocimiento, pero evidentemente esta es una pregunta que se discute en las reuniones, los seminarios, los talleres, con el temor y la inseguridad que se experimenta en toda nueva exploración.
Al pensar por ejemplo en mi profesión se habla del “arte del cuidado”, idea que me incomoda pero que me llama la atención, puesto que si de verdad es un arte puede ser expresada no solamente en actos de cuidado, sino a través de otros medios que no existen, o si existen nadie no los conoce porque no tienen divulgación. Esta noción podría expresar ideas humanas del cuidado tal vez incluso en otros escenarios, y podría ser este tal vez una idea de hibridación; sin embargo, al respecto no soy positiva: nunca nadie ha intentado una producción artística en este sentido, solo se encuentra el texto plano del conocimiento “científico” respecto al tema, acompañado de la infaltable fotografía de la enfermera con rostro angelical y manos delicadas cuidado a un moribundo.
Con esto quisiera expresar que, personalmente, pienso que no es posible la “hibridación”, o la “vanguardia” en términos reales, en relación con el concepto de Fluxus que es el concepto que convoca los textos de esta sesión. Los investigadores no estamos en condiciones de pensarnos fuera de los órdenes establecidos porque requerimos siempre de un sustento, el conocimiento producido no puede salir de la nada, y obedecer a otros órdenes no es una situación factible si pensamos vivir de ello y las instituciones académicas no están preparadas. Sería posible tal vez otros ejercicios, que requieran de menos rigurosidad, presupuestos, inversión de tiempos, pero entonces se caería nuevamente en las lógicas mercantiles que sobrevaloran el texto y le dejan un segundo plano a las creaciones diferentes, artísticas o no.
En este sentido planteo mi posición negativa. Tal vez en clase me de cuenta que estoy equivocada… Pero puede suceder que confirme mi posición, lo cual sería aun más decepcionante.
El asunto es que precisamente el arte como práctica es confundido permanentemente como un "hacer" que no requiere ni métodos, ni conocimientos, ni rigurosidades etc. Si bien es cierto, se opera en otro orden, el arte tiene también sus escuelas y sus temas y problemas, cuando hablamos de fluxus hablamos de una tendencia, de un movimiento que se opone a una tradición, igual que pasa (aunque menos frecuente la verdad) con las ciencias puras y aplicadas. Que una profesión devenida "científica" se asuma como un arte depende más que del método o de la rigurosidad de quien la afirma como intelectual de su disciplina, es decir, mostrando con productos la evidencia de su compromiso. Esto es válido en cualquier área y cuando se deja obra, bueno, hay una analógia directa con el arte y su producto. Creo que al final frente a una posición radical (no negativa) que anuncia para "los investigadores" una imposibilidad pasa por lo que entendemos como tales y su ejercicio y si a estas alturas del proceso de la maestría aún no se tiene claridad sobre dichas tensiones, la decepción es mutua.
EliminarEs la hora que aun me fascinan, quizás podría decir son uno de los últimos rincones del viejo cuerpo de la psicología que permanece latente como inquietud y como posibilidad política y ética, con lo anterior me refiero al Monstro-engendro de varias particularidades, diestramente ensambladas, que se conoce con el nombre de ciencias Cognitivas; estas ciencias, de frontera, de vanguardia, centradas en problemas mas no en objetos, son para mi un imagen que fascina; sin embargo el sentido del texto, y creo que de la sesión, es adoptar una postura critica sobre todo los desarrollos en las ciencias del cerebro y de la información, sus aplicaciones, sus reduccionismos, sus derivaciones y, también, la posibilidad de instrumentalizarlas.
ResponderEliminarBueno a criticar: uno podría decir muy campantemente que no podemos reducir lo humano, o quizás al individuo, a ser simple y llanamente su cerebro y las relaciones de este, su continuo con el mundo, como se les ocurre eso, como es posible, lo humano no es solamente un órgano, que no se puedan trasplantar, el cerebro no es lo que nos define, además, que sobrevaloración tan tonta de un órgano tan inútil diría Woody Allen. También podría objetarse que existen mas relaciones además que las que se pueden describir entre el cerebro-mente y la cultura o el mundo, que visión tan reduccionista, tan perjudicial para las ciencias sociales, seria un suicidio admitir esto, porque ¿la autonomía de lo social donde queda? Por ultimo que horror de humano estamos concibiendo, una rede de cerberos conectados, haciendo maquina con otros objetos diferentes y similares, que imagen más apocalíptica.
El anterior párrafo creo que solo muestra algunos lugares comunes con los que nos encontramos cuando nos aproximamos a esta propuestas basadas en las ciencias del cerebro y de la información; como en cualquier novedad existen entusiastas confesos que ya han eliminado de sus análisis a “lo humano”, pero también encontramos a los contradictores, que en toda novedad siempre superan en numero y que se la pasan cuestionando dicha novedad a través de la critica del discurso de los entusiastas. Yo pertenezco a los entusiastas que no cree, me maravilla el ingenio, el rigor, la inventiva de estas propuestas, la capacidad de mostrar de una forma lo que se suponen evidencias, la forma como se construye la discusión contra los detractores, sin embargo no creo, mejor dicho soy un admirador, tal vez un sofista que se vale de esos argumentos para desbaratar otros, postura por lo demás complicada. Mi interés por la ciencias cognitivas radica en que son una propuesta que derrumba demasiados ídolos, el más importante el de creer que aun existen disciplinas, que existe autonomía en estas.
Ahora bien la postura de los sistemas dinámicos que están íntimamente acoplados, que no son distinguibles, nos lleva a universos heurísticos interesantes como los siguientes: 1. Formular problemas que relacionen dimensiones de la existencia, es decir del cerebro-mente-mundo, y que no se centren en aspectos particulares de esta, como habitualmente lo hace la ciencia; lo anterior implica dejar de pensar en términos casualistas la realidad, habría que verla como la emergencia de una triple relación. 2. Que esta propuestas tengan una utilización mercantil, “manipuladora”, que sea instrumentalizados solo para producir ganancia, no implica que sean asociados inmediatamente con una moral “malvada”; de hecho creo que esta situación implica variaciones sustanciales en la forma como pensamos una ética, es decir son un nuevo ethos, que siendo honesto, debería cambiar nuestro juicios sobre la realidad; no podemos solo decir que es una “manipulación horrible”, habría que pensar las nuevas formas que adquiere el conocimiento con estas ciencias, deberían variar nuestros valores sobre el conocimiento. 3. Si somos sofistas, podríamos simplemente utilizar aquello que se enuncia, no como cuerpo teórico quizás, sino como armas, como artillería que derrumben las defensas; no se trata de convencerse, se trata de hacer maquina, de sacar de contexto y unir, de conectar lo imposible, de ser irreverentes, de atreverse a decir, sin coherencias que “maltraten el pensamiento”
ResponderEliminarA esta altura del partido es gracioso hablar de discsiplinas, lo digo por lo variopinto del grupo de la maestría... ya ni siquiera se vale culpar a la profesion por lo que ha hecho de nosotros... quizá para tercer semestre ya se equipararon las cargas... y todos hablamos de filosofia, de foucault, de ibañez, sin tanto rubor... me uno a tu fascinación por el asunto de la conexion cerebral, de alejarse un tanto de las concepciones moralistas, de las que se mofaba el Nietzsche... creo que ese punto ya lo estamos alcanzando... ahora, si ya perdimos el miedo... tocara actuar.
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